Todo comenzó en 2019 con el nombre de una marca, sin un plan de negocios y con menos de 1000 euros sobre la mesa, pero con ganas y con unos viejos viñedos de nuestros abuelos. 

Le pusimos mucho corazón y con la ayuda de un amigo, que nos permitió utilizar su bodega, y algunos viñedos heredados, elaboramos nuestros primeros vinos. Ahí sí teníamos una idea muy clara, “que nuestras botellas llamen la atención y que, cuando lo pruebes, no te deje indiferente”. Y así fue… Nuestras etiquetas han ganado premios y nuestros vinos, qué te voy a contar de nuestros vinos, tienes que probarlos para saberlo. 

Cada racimo, cada fermento, cada cosecha y copa vertida nos han enseñado una lección: Lo recaudado por cada caja vendida va directamente de nuevo a la producción, a hacer más vino. Es la única forma de crecer. 

¿A dónde vamos?

Reconocemos las expectativas tradicionales del mundo del vino, pero elegimos reescribir las normas para servir mejor a nuestra comunidad. A diferencia de otras bodegas, uno de nuestros grandes objetivos es que nuestro vino sea accesible para la mayor cantidad posible de personas, independientemente de su nivel de experiencia. Ya seas un aficionado del vino o un amante y experto de toda la vida, te ofrecemos el mismo servicio apasionado de nuestro equipo, sin pretensiones, solo ilusión, buen vino y la experiencia de disfrutarlo. 

Somos un equipo joven y nos invaden la energía, la curiosidad y las ganas de más. 

Ahora, el equipo de Tinto Corazón somos como niños en una tienda de dulces, no dejamos de soñar, de imaginar posibilidades y de crear. Nada nos impide probar un nuevo estilo y tomar cualquier camino. El mundo del vino es grande, pero con ciertos patrones algo rígidos. Nosotros queremos salir de ahí y explorar cada rincón, cada nuevo reto. 

Comunicación, servicio, packaging, imagen de marca, compromiso social y con el medio ambiente… todo un mundo de posibilidades para acompañar a nuestros vinos con un estilo nuevo, con una nueva forma de entender este maravilloso mundo.